Moscú | EFECasi dos tercios de los rusos apoya la iniciativa de implantar un sistema de cartillas de alimentos subvencionados para los sectores más pobres de la población, medida que, opinan, ayudaría a sobrevivir en estos tiempos de crisis, según un sondeo difundido hoy en Moscú.
Dicha iniciativa contó con el respaldo del 62 por ciento de las 1.600 personas consultadas en más de la mitad de las repúblicas y regiones de Rusia, frente al 51 por ciento que se pronunció a favor de esta medida en el mismo sondeo realizado en verano del año pasado.
Según la encuesta del Centro de Estudios de la Opinión Pública (Vtsiom), el porcentaje de rusos que se mostraron en contra de las cartillas se redujo del 34 al 24 por ciento, Desde el verano pasado, el porcentaje de rusos que desean beneficiarse de esta medida aumentó del 28 al 35 por ciento, de los cuales un 52 por ciento son mayores de 60 años, y un 50 por ciento son de familias con ingresos que no superan los 1.500 rublos (44 dólares) por persona.
Mientras, casi la mitad, el 49 por ciento, afirmó que no necesita cartillas, frente al 55 por ciento en verano de 2008.
Los que señalaron no tener necesidad de beneficiarse de esta iniciativa fueron principalmente los rusos menores de 34 años, entre el 55 y el 57 por ciento; y los encuestados de familias con ingresos per cápita superiores a los 5.000 rublos (145 dólares), el 55 por ciento.
También aumento el porcentaje de rusos, del 49 al 58 por ciento, que consideran que el introducir las cartillas permitiría a los ciudadanos con menos recursos alimentarse de forma adecuada.
La mitad de los encuestados opinaron que los más pobres tendrían garantizados así los productos de primera necesidad y señalaron que si éstos simplemente recibieran dinero, no se lo gastarían en comida sino en bebidas alcohólicas y tabaco.
Por otra parte, el 48 por ciento se mostró convencido de que estas cartillas acabarán en la práctica en manos de cualquiera menos del que realmente lo necesita.
Además, el 58 por ciento de los encuestados no comparte la idea de que aquellas personas que compren alimentos con las cartillas de vayan a ser tratados por los demás con desprecio y falta de respeto.
La idea de establecer ayudas a los sectores más pobres y respaldar la agricultura la promovió el partido del Kremlin, Rusia Unida, tras fracasar el intento del Gobierno de congelar los precios de los alimentos de primera necesidad.
Los diputados aluden al ejemplo de Estados Unidos, donde el sistema de cartillas funciona desde los tiempos de la Gran Depresión hasta hoy día y beneficia a 26 millones de personas.
La generación de los rusos de mayor edad asocia estas cartillas con las de racionamiento en la época soviética, de rígida distribución centralizada, debido a la grave escasez de alimentos y artículos básicos de consumo.
Dicha iniciativa contó con el respaldo del 62 por ciento de las 1.600 personas consultadas en más de la mitad de las repúblicas y regiones de Rusia, frente al 51 por ciento que se pronunció a favor de esta medida en el mismo sondeo realizado en verano del año pasado.
Según la encuesta del Centro de Estudios de la Opinión Pública (Vtsiom), el porcentaje de rusos que se mostraron en contra de las cartillas se redujo del 34 al 24 por ciento, Desde el verano pasado, el porcentaje de rusos que desean beneficiarse de esta medida aumentó del 28 al 35 por ciento, de los cuales un 52 por ciento son mayores de 60 años, y un 50 por ciento son de familias con ingresos que no superan los 1.500 rublos (44 dólares) por persona.
Mientras, casi la mitad, el 49 por ciento, afirmó que no necesita cartillas, frente al 55 por ciento en verano de 2008.
Los que señalaron no tener necesidad de beneficiarse de esta iniciativa fueron principalmente los rusos menores de 34 años, entre el 55 y el 57 por ciento; y los encuestados de familias con ingresos per cápita superiores a los 5.000 rublos (145 dólares), el 55 por ciento.
También aumento el porcentaje de rusos, del 49 al 58 por ciento, que consideran que el introducir las cartillas permitiría a los ciudadanos con menos recursos alimentarse de forma adecuada.
La mitad de los encuestados opinaron que los más pobres tendrían garantizados así los productos de primera necesidad y señalaron que si éstos simplemente recibieran dinero, no se lo gastarían en comida sino en bebidas alcohólicas y tabaco.
Por otra parte, el 48 por ciento se mostró convencido de que estas cartillas acabarán en la práctica en manos de cualquiera menos del que realmente lo necesita.
Además, el 58 por ciento de los encuestados no comparte la idea de que aquellas personas que compren alimentos con las cartillas de vayan a ser tratados por los demás con desprecio y falta de respeto.
La idea de establecer ayudas a los sectores más pobres y respaldar la agricultura la promovió el partido del Kremlin, Rusia Unida, tras fracasar el intento del Gobierno de congelar los precios de los alimentos de primera necesidad.
Los diputados aluden al ejemplo de Estados Unidos, donde el sistema de cartillas funciona desde los tiempos de la Gran Depresión hasta hoy día y beneficia a 26 millones de personas.
La generación de los rusos de mayor edad asocia estas cartillas con las de racionamiento en la época soviética, de rígida distribución centralizada, debido a la grave escasez de alimentos y artículos básicos de consumo.
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