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miércoles, 22 de junio de 2011

‘El mundo empresarial va delante de políticos frente al cambio climático’


— No sé si, cinco años después de su informe, la situación en el mundo con respecto al cambio climático es mejor o peor. ¿Se adoptaron las medidas oportunas? ¿Se han quedado cortos? ¿Nos hemos concienciado?
— Si miramos hacia atrás, se han producido grandes cambios en la política, la economía y los negocios. Hoy es uno de los grandes temas en cualquier agenda de Estados políticamente al máximo nivel, incluyendo nuevas potencias como Brasil, China o India. El 2007, ya Angela Merkel (Alemania), durante su periodo de presidencia europea, le dio prioridad y mostró un fuerte compromiso con ello. Así que lo hemos visto crecer. Hoy no existe un político serio que lo ignore.
— ¿Ni siquiera la irrupción de la crisis lo ha relegado?
— En ese nuevo contexto, la atención de los dirigentes disminuyó. No es lógico, ni recomendable, porque se ha dispersado justo cuando el momento requería mayores esfuerzos. Pero el mundo desarrollado ha desviado la atención, sobre todo Estados Unidos y en los países más industrializados, es así. Pero existen otros, vuelvo a insistir, Brasil, India, China, que lo han abordado mejor.
— En el caso de China se debe a razones de auténtico interés. Desarrollaron toda una industria de energías renovables.
— Lo han hecho de manera muy honrosa. China está dirigida por ingenieros, la mayoría proceden de universidades punteras como Tsinghua. Conocen a fondo los riesgos que corren. El antiguo desarrollo basado en importación y exportación no da para más y buscan nuevos sistemas de crecimiento que favorezcan el consumo de su propio mercado, así como modos de energía limpia.
— ¿Prácticos como radicales?
— Absolutamente. Hay que tratar de observarlos de forma diferente respecto a Europa. El revés de la crisis económica nos ha afectado tan profundamente que otros han tomado el relevo buscando nuevas formas de crecimiento basadas en alternativas buenas para el medio ambiente. Pero debemos aprender que una buena política económica busca nuevas vías de progresar cuando los modelos se agotan. Si analizamos los tiempos de la revolución, vemos que contó con periodos de inversión, innovación y creatividad.
— ¿Quién hubiese pensado que las grandes marcas tendrían ya preparados modelos híbridos a estas alturas?
— Se están anticipando, y la creatividad es extraordinaria en campos como la transmisión eléctrica, baterías, como los materiales de construcción de edificios. Es mucho más sostenible. Empresas como Walmart o Dupont han ahorrado energía por valor de millones de euros, algo que redunda en sus beneficios. Son cambios radicales.
— ¿Son más de fiar que los políticos en esto?
— El mundo empresarial se está moviendo, y lo hace rápido y con eficacia. Va muy por delante de los políticos respecto al cambio climático. No todos, pero poco a poco se va imponiendo como asunto primordial. Los científicos también han propiciado una concienciación importante en el área privada. Si uno tiene en cuenta globalmente a la esfera política, industrial, científica, se avanza. Pero más por los dos últimos aspectos que por el primero.
— ¿La lentitud es entonces ahora nuestro peor enemigo?
— No hemos estado a una temperatura de 5 grados por encima de lo normal desde hace 30 millones de años. Hablamos de un periodo equivalente a la edad de hielo hacia el que estamos abocados si no reaccionamos con urgencia. Tenemos 10 ó 15 años; si no, acabaremos encerrados en un futuro nada halagüeño.
— No es que nos dirijamos hacia el fin del mundo, sino a uno muy diferente.
— Sí, pero para eso es necesario romper la cadena actual basada en consumo, producción y emisiones. Si seguimos así, emitiremos 50 billones de toneladas al año, lo que detendrá nuestro desarrollo y crecimiento. Debemos bajar las emisiones a alrededor de 20 billones, si lo conseguimos, progresaremos, si no, seremos vencidos por el cambio climático, éste traerá un empobrecimiento absoluto. Uno lleva a otro; si no logramos pararlo, ambos nos habrán derrotado.

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