Producir soya no transgénica o convencional, tal como se ha propuesto el Gobierno, será una tarea complicada y que requerirá de una fuerte inversión, apuntan de forma coincidente la asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) y la ONG Probioma (Productividad, Biosfera y Medio Ambiente). En estos momentos, ambos cultivos se mezclan sin ninguna segregación.Según el responsable técnico de Probioma, Gustavo Urquizo, para producir la soya no transgénica es necesario contar con cosechadoras, camiones de transporte, centros de almacenamiento (silos) y equipos de uso exclusivo para este tipo de cultivo, para que la soya convencional no se mezcle con la transgénica, con el fin de que se garantice la trazabilidad del cultivo.“Ahora todo se mezcla. Es difícil garantizar que una soya que no es transgénica tenga esa calidad. Muchas veces se somete a análisis y aparece contaminada, porque nuestros centros de acopio no hacen segregación, los medios de transporte tampoco, los centros agroindustriales de procesamiento de semillas no lo hacen y las maquinarias de cosecha y de siembra tampoco”, expresó Urquizo. Es decir, según Urquizo, la prestación de servicios es aleatoria y entonces hay un problema que genera contaminación y, como es lógico, la pérdida de mercados.Para evitar este tipo de complicaciones, Urquizo plantea una política nacional que promueva la segregación de la soya convencional con la transgénica, para establecer la posibilidad de identificar el origen y las diferentes etapas del proceso de producción de esta soya natural. Para el presidente de Anapo, Demetrio Pérez, establecer un sistema de separación de la producción de soya no transgénica puede ser difícil y hasta imposible, además, significará un costo adicional que el productor no lo va a asumir. Pérez indicó que mientras no haya una diferencia de precios entre la soya convencional y la transgénica, los productores no se sentirán motivados para sembrarla.En este tema, Anapo y Probioma mantienen una controversia. Para Anapo el mercado no hace ninguna discriminación, paga el mismo precio por ambos tipos de cultivos, además, los costos de producción se incrementan hasta $us 50 por hectárea, lo que también es un desaliento.Sin embargo, para Urquizo, la situación no es así. Cree que hay, por lo menos, en la etapa inicial de producción, un ahorro entre $us 15 y 20 por hectárea, pero que al ampliar el proceso productivo con el uso de productos biológicos, la diferencia puede ser de $us 50 menos. En cuanto al precio, Probioma asegura que se incrementa hasta un 30% por tonelada, es decir, si actualmente el precio está en un promedio de $us 320, se puede llegar a pagar alrededor de $us 400.Pérez indica que no conoce ninguna industria nacional que esté pagando ese precio. Urquizo manifiesta que hay empresas de Brasil, de Argentina y Chile que están dispuestas a pagar ese monto.También, agrega que, actualmente, hay un mercado de 20 millones de toneladas y que su proyección en diez años más es una demanda de 50 millones de toneladas.Otra diferencia que hay entre estas dos entidades es el uso de agroquímicos como el glifosato. Según Probioma, solamente ha encarecido los costos de producción porque hay como seis plagas que se han vuelto resistentes a este producto, por lo que se han duplicado las aplicaciones. La sugerencia de Urquizo es el uso de plaguicidas, herbicidas e insecticidas biológicos.Pérez, refuta esa posición y expresa que en el municipio de San Pedro hace dos años se usaron los productos biológicos que ofrece Probioma y que no funcionaron, por lo que los agricultores que los usaron volvieron a usar glifosato, que ha demostrado ser eficiente.El viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez, sostuvo que se van a tomar en cuenta todas estas consideraciones al momento de hacer el plan de apoyo a la soya convencional que el Gobierno se ha propuesto.En la actualidad, en la campaña de verano se siembran unas 700.000 hectáreas de soya, y en la de invierno más de 300.000; de las cuales más del 80% es soya transgénica.
Cifras
$us 400 por tonelada de soyaEs el precio que según la ONG Probioma, las empresas extranjeras están dispuestas a pagar por la tonelada de soya convencional. Se trata de aproximadamente un 30% más que el precio actual que se paga en Santa Cruz por este producto.
20 millones de toneladasEs la cantidad que actualmente el mercado internacional de la soya no transgénica demanda. De acuerdo con Probioma se trata de un mercado en permanente crecimiento, pues cada vez se valora más los productos agrícolas que no son transgénicos.
50 millones de toneladasEs el volumen que proyecta Probioma en el crecimiento de la demanda internacional de soya convencional para el año 2020.Con esta cifra trata de demostrar que hay un mercado interesante para la producción natural libre de manipulación genética.
Los apuntes
- Superficie. Las autoridades gubernamentales indican que hasta el momento el 80% de la producción de soya es transgénica, aunque desde Anapo se enfatiza que ese porcentaje va en aumento.- Alianza. Pequeños productores de soya no transgénica de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia conformaron una red para desarrollar mercados y ayudarse mutuamente para ampliar la producción de soya convencional. - Producción. Probioma en la zona de San Julián, en el núcleo 14, ha apoyado a los agricultores para producir 250 toneladas de semillla de soya no transgénica.- Diferencias. La soya transgénica es modificada genéticamente en laboratorio para que resistan ciertas plagas y agroquímicos como el glifosato, mientras que la no transgénica es natural.
“No podemos estar al margen del mundo”Marín Condori / ExpertoLa soya convencional y la soya transgénica son dos tecnologías que están en el mercado mundial. Pero, ¿Qué es lo que está pasando en el mundo? No podemos estar al margen de lo que pasa a nuestro alrededor.Sudamérica es la potencia mundial en la producción de soya, contando a Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Estados Unidos es otro gran productor mundial, pero ya no tiene adónde más crecer, nosotros sí podemos.En el caso de Bolivia, se puede llegar a ocho millones de hectáreas, Brasil a más de 100 millones de hectáreas; hay superficies para cultivar y esas áreas tienen que ser ocupadas con herramientas tecnológicas. No podemos querer crecer sin tecnología y, la producción transgénica es una herramienta que permite llevar, de manera responsable, el manejo adecuado del cultivo.Por otro lado, muchas de las grandes compañías que fabrican fungicidas, insecticidas, herbicidas, están enfocando sus tecnologías para que se cope esta herramienta con soya transgénica o biotecnología. No hay muchas empresas internacionales que se dediquen a la producción no transgénica. Ésa es la limitante.Otro aspecto que hace no competitiva a la soya convencional son las malezas porque los productos tradicionales no tienen mucho efecto. Sin embargo, con glifosato se puede controlar la soya transgénica.
Cifras
$us 400 por tonelada de soyaEs el precio que según la ONG Probioma, las empresas extranjeras están dispuestas a pagar por la tonelada de soya convencional. Se trata de aproximadamente un 30% más que el precio actual que se paga en Santa Cruz por este producto.
20 millones de toneladasEs la cantidad que actualmente el mercado internacional de la soya no transgénica demanda. De acuerdo con Probioma se trata de un mercado en permanente crecimiento, pues cada vez se valora más los productos agrícolas que no son transgénicos.
50 millones de toneladasEs el volumen que proyecta Probioma en el crecimiento de la demanda internacional de soya convencional para el año 2020.Con esta cifra trata de demostrar que hay un mercado interesante para la producción natural libre de manipulación genética.
Los apuntes
- Superficie. Las autoridades gubernamentales indican que hasta el momento el 80% de la producción de soya es transgénica, aunque desde Anapo se enfatiza que ese porcentaje va en aumento.- Alianza. Pequeños productores de soya no transgénica de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia conformaron una red para desarrollar mercados y ayudarse mutuamente para ampliar la producción de soya convencional. - Producción. Probioma en la zona de San Julián, en el núcleo 14, ha apoyado a los agricultores para producir 250 toneladas de semillla de soya no transgénica.- Diferencias. La soya transgénica es modificada genéticamente en laboratorio para que resistan ciertas plagas y agroquímicos como el glifosato, mientras que la no transgénica es natural.
“No podemos estar al margen del mundo”Marín Condori / ExpertoLa soya convencional y la soya transgénica son dos tecnologías que están en el mercado mundial. Pero, ¿Qué es lo que está pasando en el mundo? No podemos estar al margen de lo que pasa a nuestro alrededor.Sudamérica es la potencia mundial en la producción de soya, contando a Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Estados Unidos es otro gran productor mundial, pero ya no tiene adónde más crecer, nosotros sí podemos.En el caso de Bolivia, se puede llegar a ocho millones de hectáreas, Brasil a más de 100 millones de hectáreas; hay superficies para cultivar y esas áreas tienen que ser ocupadas con herramientas tecnológicas. No podemos querer crecer sin tecnología y, la producción transgénica es una herramienta que permite llevar, de manera responsable, el manejo adecuado del cultivo.Por otro lado, muchas de las grandes compañías que fabrican fungicidas, insecticidas, herbicidas, están enfocando sus tecnologías para que se cope esta herramienta con soya transgénica o biotecnología. No hay muchas empresas internacionales que se dediquen a la producción no transgénica. Ésa es la limitante.Otro aspecto que hace no competitiva a la soya convencional son las malezas porque los productos tradicionales no tienen mucho efecto. Sin embargo, con glifosato se puede controlar la soya transgénica.
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