Analytics

lunes, 18 de julio de 2011

El sector agropecuario cayó a niveles críticos el año 2010



El descenso de la participación del sector agropecuario en el Producto Interno Bruto (PIB), registró un descenso, situación que podría complicar el problema de la inflación y la escasez de alimentos, advirtió la Fundación Jubileo, institución de la Iglesia Católica especializada en temas económicos.

Señala que el año más crítico fue el 2010. Datos recogidos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas señalan que mientras el PIB creció, el año pasado en 4.1 por ciento, el sector agropecuario registró un crecimiento negativo de -1.2 por ciento.

Recuerda que en los últimos meses, el precio de los alimentos se incrementó en niveles significativos. La producción de alimentos depende básicamente del sector agropecuario que incluye a la agricultura, silvicultura, ganadería, caza y pesca. Jubileo señala que la producción total, considerando la suma de todos los sectores de la economía tuvo un crecimiento positivo en los últimos años con una tendencia general a registrar un mayor crecimiento, especialmente entre el 2001 y el 2008.

En el caso del sector agropecuario, registró una evolución variante, pero la mayoría de los años estuvo por debajo del crecimiento general del PIB, con una tendencia decreciente, llegando en las gestiones 2007 y 2010 a una cifra negativa que implica una disminución de la actividad o producción.

El descenso registrado el año pasado, estuvo afectado por condiciones climáticas negativas, se explica.

Comparativamente, dice la investigación de Jubileo, en los años 90 el sector agropecuario representaba en promedio 15 por ciento del total del producto. El año 2000 fue de 14.22 por ciento, el 2003 llegó a 15 por ciento y de ahí en adelante disminuyó hasta llegar a 12.65 por ciento. Los sectores en los que se registró un crecimiento en su participación en la composición del PIB, son los extractivos, como hidrocarburos y minería. Se explica que además de las condiciones climáticas, el desarrollo del sector agropecuario, como de cualquier otro sector, depende de la inversión que se realice. “La inversión tanto pública como privada es determinante para el crecimiento de la economía”.

Agrega que con relación a la inversión pública de todos los sectores, ésta aumentó significativamente en los últimos años, básicamente por los mayores recursos provenientes de hidrocarburos. “Si bien la inversión pública en el sector agropecuario también tuvo un crecimiento, pero éste ha sido comparativamente menor”.

La participación de la inversión en el sector agropecuario, con relación a la inversión total, disminuyó de 9.2 por ciento en los años 2001 y 2002, a 6 por ciento y 6.3 por ciento en 2008 y 2009.

Agrega que para las gestiones 2010 y 2011 se tenía presupuestado unos porcentajes de 6.7 y 7 por ciento respectivamente. “El porcentaje de inversión en el sector agropecuario es menor que a principios de la década de 2000”. Con relación a la inversión privada, no se cuenta con información, sin embargo, no existe una Ley de Inversiones que otorgue garantías para esta inversión, por lo que, posiblemente, la situación tampoco sea muy alentadora”.

Se explica que posiblemente las inversiones en el sector agropecuario no sean suficientes por lo que cada vez se registra un crecimiento menor de la producción en este sector. “Esta situación puede convertirse en algo preocupante siendo que la necesidad de inversión es ahora y será mayor considerando los efectos del cambio climático”.

Una estrategia de impulso
El Gobierno nacional ya ejecuta acciones y abrió líneas de financiamiento para impulsar la producción agrícola y pecuaria en el país. Las principales acciones son cientos de proyectos de riego y una serie de acciones definidas en la Ley de Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria.

El programa nacional de riego, consiste en la asignación de 300.000 dólares a cada uno de los 327 municipios del país para ejecutar proyectos de riego con fines agrícolas y también la provisión de agua potable para las poblaciones. Esa iniciativa está en plena ejecución con la entrega de los recursos, por parte del presidente Evo Morales, a los alcaldes de los municipios.

También está en curso, mediante ley expresa, la “revolución productiva comunitaria agropecuaria”, para impulsar la producción de alimentos sobre todo a nivel de pequeños y medianos empresarios o campesinos, con líneas de crédito sin interés y asistencia en provisión de semillas.

La revolución productiva determina crear empresas públicas como plantas de fertilizantes, banco de semillas, empresas de servicio agropecuario con la provisión de maquinarias como sembradoras y cosechadoras, empresas de apoyo a la comercialización comunitaria para evitar el “monopolio del comercio ya que los productos tienen que pasar por hasta 4 manos antes de llegar al consumidor”.

También se prevé la creación y fortalecimiento del control social de entidades públicas destinadas a la provisión de riego, agua potable, recuperación de suelos mediante la forestación con especies nativas, de investigación científica y de control sanitario y fitosanitario.

Además está prevista la creación del seguro agrícola con programas anti heladas, anti granizo, de gaviones y seguro agrícola para un programa de sequías.

CRECIMIENTO Un informe del MAS, en la Cámara de Diputados, señala que hace dos décadas el país tenía 7 millones de habitantes y el 65 por ciento de la población, que vivía en el campo, producía alimentos. “Ahora somos 10 millones y sólo el 35 por ciento de los campesinos e indígenas producen alimentos. También en estos 30 años creció la empresa agropecuaria con grandes latifundios”.

Agrega que a causa de la erosión, la contaminación, las transnacionales de las semillas, los transgénicos y agroquímicos, la tierra se encuentra enferma y no será fácil su recuperación”.

El informe oficial señala que los impactos del cambio climático afectan con mayor rigor a países como Boli- via.

La mayor emisión de gases de efecto invernadero proviene de la deforestación en gran escala “realizada por el sector agroindustrial y cambio del uso de suelos. Anualmente se deforestan alrededor de 270.000 hectáreas que luego son destinadas al monocultivo de soja, algodón y caña, esta deforestación podría incrementarse si los productores agroindustriales optaron por la producción de biocombustibles.

Agrega que la agricultura campesina “jamás ha estado en la agenda de los gobiernos de turno, desde que el Plan Bohan inició la “Marcha hacia el Oriente” y el neoliberalismo abrió sus puertas al libre mercado de alimentos, los agricultores campesinos han sido abandonados”.

El informe elaborado por el oficialismo en la Cámara de Diputados, señala que la mayor inversión del Estado se ha concretado en el oriente, para beneficiar a la agroindustria que “poco o nada aporta a la seguridad alimentaria de los bolivianos porque privilegia la exportación”.

Agrega que el sistema financiero estatal y privado, históricamente ha beneficiado a la agroindustria, favoreciéndola con créditos y condonaciones que hicieron fracasar la única experiencia impulsada desde el Estado a través del Banco Agrícola.

“El crédito nunca existió en las condiciones y realidades de los productores. Entre el ex Banco Agrícola y el Banco de Desarrollo Productivo crece la banca privada en base a los créditos campesinos. Un ejemplo son las financieras de micro crédito rural que prestan dinero al campo y en pocos años se convierten en bancos gracias a los altos intereses que cobran”.

Años negativos para crecimiento agropecuario
Los años 2007 y 2010 el país registró un crecimiento negativo en el sector agropecuario, según información oficial del Ministerio de Economía y Finanzas.

Los datos señalan que el año 2003 se produjo el mayor crecimiento del PIB en el sector agropecuario con 8.7 por ciento, tras una súbita baja del año anterior, cuando sólo creció en medio por ciento. Sin embargo el año 2004 vuelve a caer el crecimiento del PIB agropecuario a 0,3 por ciento, el año 2005 sube a 5 por ciento, el año 2006 cae a 4.3 por ciento y el 2007 cae a menos 0.5 por ciento.

Los años 2008 se recupera a 2.6 por ciento, el año 2009 sube a 3.7 por ciento y el año 2010 cae a menos 1.2 por ciento, el descenso más abrupto de la última década.

El año 2001 y 2002 se destinó un 9.2 por ciento del total del presupuesto estatal para el sector agropecuario. El año 2003 y 2004 se registró una baja a 8.2 por ciento. El año 2005 subió a 9.1 por ciento, el 2006 baja a 8.6, el 2007 a 8.3 por ciento, el 2008 se produce una súbita reducción a 6 por ciento, el 2009 sube a 6.3 por ciento, el 2010 a 6.7 por ciento y este año se tiene previsto destinar un 7 por ciento del presupuesto fiscal al sector agropecuario.

Los porcentajes, sin embargo, no reflejan todo el contexto, ya que en término de montos, prácticamente se ha triplicado la asignación anual para actividades agropecuarias.

El año 2001 se destinaron 59 millones de bolivianos, el año 2006 subió a casi 76 millones de bolivianos, el año 2007 83 millones, el año 2009 90 millones, en tanto que el año 2.10 el monto fue de 120 millones de bolivianos y este año se han asignado casi 171 millones de bolivianos, es decir más de tres veces que desde inicios de la década.

El año 2000 la participación del sector agropecuario, caza y pesca en el Producto Interno Bruto fue de 14.22 por ciento. El año 2010 ese sector participó con un 12,65 por ciento en el PIB.

Los datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, recogidos por la Fundación Jubileo, señalan que en 1990 este sector participaba con 15,35 por ciento, en 1991 subió a 16.02 por ciento, año que fue el de mayor participación.

Del 1992 al 1997 se mantuvo por encima de 15 por ciento esa participación.

En 1998 bajó a 13.80 por ciento, el año 2003 volvió a 15 por ciento para luego bajar, año tras año, de manera sostenida, hasta ubicarse en 12.65 por ciento, el registro más bajo de los últimos 20 años, el año 2010.

Riesgo de menor producción
Este año existe riesgo de que se reduzca la producción agrícola debido a lo prolongado y severo del periodo invernal, situación atribuida al fenómeno natural La Niña, advierte un estudio de la Fundación Jubileo.

Señala que mientras se produce una baja en el aporte del sector agropecuario, la mayor liquidez de la economía ha facilitado una mayor demanda, por lo que podrían producirse periodos de escasez de algunos alimentos.

“En los últimos años hubo mayor liquidez en la economía, debido al dinero proveniente de sectores extractivos como los hidrocarburos, en tanto que la demanda nacional de alimentos se incrementó. Pero si la demanda no es acompañada por una mayor oferta existe el riesgo de inflación o de escasez”, dice Jubileo.

Señala que el sector agropecuario es fundamental en la producción de alimentos, pero requiere de impulso y soluciones estructurales.

De lo contrario, agrega, en lugar de que el país se beneficie con mayor producción y empleo, se estaría favoreciendo a la importación y contrabando de alimentos extranjeros.

Agrega que la situación es más preocupante si se considera que de acuerdo con pronósticos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), debido a las bajas temperaturas que se registrarán este invierno, la producción agrícola podría caer significativamente este año.

EMPLEO Un 36 por ciento del empleo, a nivel nacional, se genera en el sector agropecuario del país, según información oficial de la Unidad de Análisis Político y Económico (UDAPE), organismo estatal especializado.

Se explica que en el caso del área rural, el 77 por ciento de la población ocupada se dedica a la agricultura y la ganadería. Esos datos, explican la importancia de este sector a tiempo de analizar el tema del empleo, si se toma en cuenta, además, que la mayor parte de la población rural es considerada pobre. Un análisis de esos datos, señala que el sector agricultura, ganadería, caza y pesca, así como los proyectos de riego, son competencias compartidas entre el nivel central del Estado y las entidades territoriales autónomas, por lo que darles impulso es tarea del Estado y también requiere participación del sector privado.

Se recuerda que la propia Constitución establece que el gasto e inversión atenderán especialmente a la alimentación y que para lograr esos objetivos, es necesario aumentar la producción, para lo cual se necesitan políticas públicas efectivas que apunten a esa finalidad.

Enlace : http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0718/noticias.php?id=17994

No hay comentarios: