El Presidente Ejecutivo de la CAF se reunió con el presidente Evo Morales y en un acto público suscribió contratos de crédito por $us 134 millones destinados a infraestructura y se confirmó el aumento de capital de Bolivia por $us 190 millones para la CAF. Horas antes, conversó con La Razón sobre el aporte de la CAF en sus 40 años. Señaló que la percepción económica del país es buena, que puede mejorar su calificación de riesgo, pero advierte sobre la agenda pendiente de inversión y pobreza.- Si cambian los factores externos, por ejemplo, precios de los productos, ¿Bolivia podrá cumplir con sus préstamos?- Sí, tiene capacidad. Su situación de deuda es muy favorable, las proyecciones son buenas. Bolivia, al igual que en América Latina ahorra el 18% ó 20%, pero para crecer en forma sostenida a tasas del 5% ó 6 % tiene que invertir por lo menos el 25% ó 27% del PIB. Eso significa que esos recursos tienen que venir de afuera, ya sean préstamos multilaterales, acceso al mercado de capital y, lo más importante, inversión extranjera. Entonces, Bolivia va a tener necesidad de una solidez financiera, macroeconómica y señales positivas para que esos flujos le lleguen en los próximos años.- El Gobierno anunció el domingo pasado que buscará más recursos para inversión...- Desde el punto de vista de la CAF, la oferta que tenemos al país, un promedio de $us 500 millones, es alta. Hay que recordar que los recursos de los multilaterales, en el conjunto de los países no es lo principal, lo importante es tener acceso a recursos de mercados de capital e inversión extranjera. La inversión pública tiene límite, Bolivia está haciendo un gran esfuerzo, pero necesita invertir más. La parte pública podrá crecer dos puntos más y el resto tendrá que venir del sector privado.- ¿Cómo se ve a Bolivia en esta etapa para los inversionistas?- En general, la parte macro es muy positiva; ése no es un tema de preocupación. Es un país que ha tenido una transformación importante en el ámbito social de inclusión, que es un proceso de cambio efectivo. En general, la percepción económica del país es buena, inclusive diría que las agencias de calificación ahora ven a Bolivia con la posibilidad de mejorar su riesgo. Pero, hay una agenda pendiente, que no es sólo de Bolivia sino de América Latina: inversión, productividad, educación, pobreza, inequidad en distribución de recursos. El esfuerzo microeconómico es un esfuerzo crucial para poder mantener un crecimiento alto.- Después de la crisis, los grandes inversionistas ponen otra vez sus ojos en la región, ¿qué oportunidades tiene Bolivia?- Desde luego que los inversionistas están viendo a América Latina con optimismo y países que tengan las políticas más consistentes, más claras en temas críticos para la inversión, se van a beneficiar. Pero hay un riesgo que en América Latina no se ve: por la política de ajuste que han seguido Estados Unidos y Europa por la crisis, están teniendo déficits fiscales y de cuenta corriente muy altos, y van a ser una competencia en el futuro para regiones como América Latina. Consecuentemente, los países que tengan las mejores prácticas —que no es ideológico el tema—, que sean prácticas consistentes, serán los que se beneficien. Pueden ser países que tengan una mayor apertura a la empresa privada, pueden ser países que quieren, como el caso de Bolivia, una presencia de empresa estatal un poco mayor; pero en la medida en que se maneje con criterios empresariales serios, no hay problema. El ejemplo es Brasil con empresas públicas como Petrobras, Electrobras y otras, que no tienen injerencia política y tienen accionistas en la Bolsa. Ese modelo, es la práctica que se está aplicando a nivel global y es el desafío para América Latina, y Bolivia no está exenta. El país tiene potenciales por sus recursos naturales, pero tiene que ir más allá; tiene que haber transformaciones que permitan crear un patrón de tecnología y producción que sea generador de empleo, de mejores salarios, de creación de una clase media sólida, base no sólo de equidad económica sino política, si queremos fortalecer la democracia.- América Latina siempre ha tenido un patrón de desarrollo; hoy, después de la crisis sigue exportando materias primas a los países asiáticos que lideran la economía mundial. ¿Si bien en este momento es positivo puede convertirse en un efecto negativo?- El peor riesgo es la autocomplacencia. Si bien América Latina está pasando por un buen momento, Sudamérica especialmente por las materias primas, eso no es sólido en el largo plazo. La región tiene que aprovechar de esta coyuntura única, especial de buenas cifras macro para ir en las transformaciones que le permitan evitar que lo que parece una bendición hoy se vuelva una maldición. Los países que se han quedado en materias primas sin transformación han sido rezagados. Hay que copiar los ejemplos buenos, Finlandia, Noruega, Australia, países de recursos naturales que han utilizado eso para transformaciones tecnológicas, aumento de productividad y generación de cadenas productivas. Si quieres que el mundo te vea, tú tienes que ver el mundo y países pequeños, como Bolivia, tienen que hacer una estrategia de desarrollo. No hay empresa que sea eficiente y competitiva a nivel global que se base en un mercado pequeño; tienes que pensar qué voy a exportar y cómo voy a crear en mi país una plataforma de transformación que sirva de know how para exportaciones.- ¿Ese sería el mensaje que le daría al Gobierno de Bolivia?- Bueno, el principal mensaje sería aprovechar al máximo la magnífica coyuntura económica para dar un salto de transformación en materia de modelo productivo que le permita al país, en un plazo razonable, mejorar las condiciones para más inversión, mejor productividad para la creación de empleo; mejoramiento sostenible de las condiciones de vida de la mayor parte de la gente. Esto se lo voy a decir al Presidente.
Fuente : http://www.la-razon.com/version_fi.php?ArticleId=215&EditionId=1732&ids=31
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